martes, 18 de diciembre de 2012

La humildad y los cubanos, una buena noticia y una mala.



Escultura del Che en La Habana. / CORDON PRESS
Los cubanos somos la mutación humana que más vuelta le da a cualquier tema, una especie de “filósofos itinerantes”. Los cubanos tenemos suficiente con un  banco en un parque y un supuesto oyente  -no necesitamos toda su atención-, en realidad, hablamos para nosotros mismos;  pero si alguien está dispuesto a escucharnos… entonces somos determinantes.

El País, un diario español, ha publicado dos noticias sobre cubanos; una buena, relacionada con el arte de dos artistas, los Carpinteros. Según cuenta el periódico, conservan un estudio en Cuba, pero llevan varios años instalados en Madrid.  La noticia titulada Incendio Cubano en Matadero  nos habla, por la pluma de su redactor, que pasar una mañana con ellos (los cubanos) “ha sido un ejercicio de humildad” y que esa humildad se duplicó cuando supo que los Carpinteros expondrían en una sala de 800 metros cuadrados. Todo iba muy bien, la noticia interesante, pero al final de la lectura aquella alusión a la humildad de los primeros párrafos me resultó confusa cuando uno de los artistas larga una frase en plan filósofo (actitud muy cubana, por cierto):

 “esta pieza que vamos a exponer  aquí, es la primera vez que la hacemos y está inspirada en la propaganda política que es apreciable en la Habana, el sistema es el mismo, lo que pasa es que  nosotros queremos revertir el efecto que tiene la propaganda política y hacerla como…  en vez de algo contaminante, como algo purificador.”

En la primera lectura no entendí nada de lo que quería decir. Respiré profundamente, me recosté en mi taburete y reflexioné sobre el tema con una mayor concentración. Resulta que la exposición está inspirada en la propaganda política en Cuba, que según sus palabras, tiene un efecto contaminador, pero ellos quieren revertir ese efecto contaminador en algo purificador! Coño… esto tiene toda la pinta de ser un acto de exorcismo, nada más y nada menos que en el centro de Madrid. Es verdad que “los cubanos somos los mejores del MUNDO”. Ahora mismo tengo un derrame de humildad que abraza todo mi cerebro.

Veamos la premisa que se plantean:

La propaganda política que se aprecia en la Habana, altera nocivamente la pureza o las condiciones normales de las cosas o de un medio.  

Así se percibe su mensaje, según la primera acepción del diccionario de la lengua española del término contaminar.

Entonces, y  en un acto de humildad a 7442 km de distancia del lugar contaminado, se disponen a purificarlo, ¡impresionante!. Me pregunto si no hubiera sido más fácil y mucho más efectivo hacerlo cerca de su estudio en la Habana. Pero en fin, no soy nadie para hacer juicios sobre las intenciones de la obra de un artista. Si algo deseo, como cubano, es que todo sea un éxito… y que su acción purificadora no solo actúe sobre el público madrileño. Ojalá llegue algo a La Habana.

Julio Basilio González recibe atención gracias a un médico objetor. / ÁLVARO GARCÍA
Ahora la otra noticia, una mala. Un cubano se queda sin protección sanitaria y el caso se complica porque está –según lo cuenta- muy jodío: un soplo en el corazón, el colesterol disparado, la tensión arterial descontrolada. Un cuadro clínico que presagia un infartazo en cualquier momento.  Si el cubano lee este escrito o algún conocido se lo comenta, quiero decir que me atreví a comentarlo, porque como mismo él dice, ya no le importa un carajo que se sepa. En definitiva, la nueva ley sobre la sanidad española, en sus propias palabras: “Esta ley sanitaria es mi condena de muerte”. Mucho valor ha tenido Julio B. G. para permitir que su situación se haga pública.

Intento imaginar el día en Varadero, que mientras dirigía la orquesta, una holandesa le hizo soñar con otra vida, luego las cosas se torcieron y el sueño que parecía ser España se ha convertido en una pesadilla. Pero a mi no me interesan los porqué y mucho menos los que cuestionan decisiones anteriores. Cuando yo tuve un oportunidad similar… también salí pitando de Cuba, en aquellos tiempos solo me valía el cómo. Pero tengo que ser sincero, el testimonio  me resulta sorprendente. Pocas veces o nunca (se puede decir) los cubanos hablamos de nuestros fracasos, pa´que! podríamos decir. Pero pensado en el gesto de  Julio B.G., que ha permitido que un periodista publique en la prensa su nombre y escriba sobre la situación tan dura por la que pasa, no se me ocurre otra cosa que decir: Brother, has tenido que echar güevos para hablar del tema. Compadre, lo tuyo si que es humildad!.

Humildad:  Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. Nada que ver con los que nos cuenta la primera noticia.


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