sábado, 18 de mayo de 2013

Mary... eres tú?



Maritza Álamo Reyes. Naturalizada en Santiago de Cuba. De niña, como muchos otros cubanos, pasó mucho tiempo intentando perfilarse como una constructora de “el hombre nuevo”, algo así como una especie de evolución cultural post-Darwiniana ideada desde “arriba”, conjetura propuesta por el poder instalado en el gobierno. Pero todo aquello terminó en una cadena de sucesos surrealistas.  Acontecimientos a los cuales puede servir de insuperable prólogo  lo escrito por Guillaume Apollinaire  en 1917, cuando moldeó el término surrealismo.

Pero todo aquello se prolongó con discursos aburridísimos, llenos de lugares comunes que se fueron construyendo con años y años de repeticiones presuntuosas  y finalizaron caracterizándose  especialmente por un vaivén filosófico mareante.
Con el tiempo…  Maritza terminó por hartarse y, un día, haciendo acopio de valor, apiñó en un bolso letras, cantos, esperanzas y, con no poco dolor, finalmente se largó.  Como una vez me confesó, lo hacía enamorada. Se hicieron juicios de valor sobre el tema,  pero todo quedó en eso, sí… en esa envidia sana que sentimos los cubanos cuando alguien puede cruzar el charco y, más o menos, sin venir a cuenta desplegamos algún que otro “brete”. Como les decía: “se largó”.  Es presuntuoso con esta palabra resumir un proceso que tomó mucho tiempo y que tenía un componente psicológico mucho más  desgarrador que la propia ausencia física de su hábitat natural: una ciudad caribeña, llena de mar y montañas, colorido y pasión, abundante en afecto y reconocimiento a lo exuberante.

Hoy cuenta la gente que la conoce o que escuchó hablar de ella, que alguien vio o escuchó de un amigo, de otro amigo, que le contó un conocido “Que Mari fue abducida por un pueblo extremeño en España” y, en ese devenir, se produjeron prometedores atisbos literarios en forma de novela que ella logró hilvanar. Aunque en verdad, y quizás sea esto lo más verosímil, su vida ha trascurrido como una novela, algo muy normal; porque el género novelístico hace mucho tiempo que dejó de ser literatura para los cubanos y se ha convertido en una expresión viva. Los cubanos resumimos un buen suceso en dos palabras: “de película”. Pues si yo les cuento en detalle parte de la vida de Mari… les aseguro que sí, de película. De todas maneras, por ahora poco podemos decir. Todo ha quedado sospechosamente silenciado por esa manía que tenemos, especialmente los santiagueros, de embrollar cualquier explicación, lo mismo cuando nos toca relatar la vida de nuestros amigos como las nuestras, como es natural…

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